Cómo meterse entre pecho y espalda un nuevo sistema de juego
Ese troncho de 500 páginas te está mirando. Lleva un tiempo esperando sobre la mesa del escritorio. Acecha oculto en las sombras de la procastinación aguardando el momento oportuno para saltar y desgarrar tu garganta. No muestres miedo. Lo huele. Te devorará si no te mantienes firme.
Ese libro bellamente ilustrado que te hace soñar con mundos imaginarios. A veces no lo ponen fácil. Quieres zambullirte en él pero te aterra el oscuro azul de sus páginas, las profundidades insondables de conocimiento. Dudas si estarás a la altura.
No te preocupes, tú marcas los límites de hasta dónde quieres llegar. Los juegos de rol son sólo propuestas que deberían poder amoldarse con facilidad a tu estilo de juego. Mejor dicho, a vuestro estilo de juego. La conversación es el centro del juego de rol y sólo vosotros conocéis vuestro rollo.
Es posible que ese juego que te acabas de comprar no se adapte a tu rollo. No importa, vas a sacar muchas cosas de él. Cosas que quizás ahora no sean evidentes pero que aflorarán cuando menos te lo esperes.
Disfrútalo. Sumérgete en él.
A la hora de jugar a un juego de rol debes encontrar ese punto en el que te sientas cómodo. No pases pena comulgando con piedras de molino. Cuando identifiques uno de esos puntos, omítelo. Más adelante, si fuese necesario, lo podrás incorporar a tu juego. Cuando te sientas preparado.
Pero ojo, no sólo eres tú. Ten en cuenta los gustos y preferendcias de los demás integrantes de vuestra mesa. ¿Qué grado de compromiso están dispuestos a asumir? No fuerces a tus colegas. Tratad de estar en todo momento en la misma página. Eso no quiere decir que renuncies a dirigir esa propuesta que te motiva. Porque tú pasión es motor de juego. Se contagia. Pero tratad de consensuar en la medida de lo posible el grado de complejidad del reglamento o el estilo de juego.
Robin laws habla de esto en Robin Laws of Good Game Mastering. Se enrolla más de lo debido con un pintoresco sistema que asigna puntuaciones y tipos de jugador para obtener las preferencias de la mesa en lo que a sistema de juego se refiere. Simplemente escuchad vuestras sensaciones, vuestro instinto. Es más que suficiente.
Una forma estupenda de abordar un nuevo reglamento es a través de su índice. Es un esquema maestro del contenido del manual. Cuando retomas un juego después de un tiempo echa un vistazo al índice. Verás los puntos que más o menos manejas y a los que no estaría mal echar un vistazo de nuevo.
Otra clave es leer la hoja de personaje. Ahí está todo. Es una buena manera de conducir una explicación a la hora de explicar un reglamento a alguien que se siente a jugar por primera vez.
No te preocupes por memorizar el reglamento. Léelo con calma. Disfrútalo. Dale el tiempo y el espacio suficiente para que tú mente asimile el sistema de juego. Entiende su lógica interna. Es lo que te ayudará a tomar decisiones al vuelo durante el juego.
No es necesario que tomes notas, ni hagas esquemas. No te vas a acordar de ellas. Haz ese esfuerzo de emplear la memoria. Generalmente una pantalla de juego es un resumen del reglamento más que adecuado.
Los manuales de juego deberían incluir buenos resúmenes. Muchos los venden aparte en un libreto junto a la pantalla. Es una estrategia un tanto mezquina. Facilita las cosas a la afición. Construye una base sólida de jugadores y te acompañarán hasta el fin del mundo en tu aventura editorial.
Otra estrategia que me resulta de gran utilidad es probar a cara perro el sistema de juego. Puedo hacer uno o dos personajes para entender cómo funciona la creación de personajes. Puedo simular una pelea a muerte entre dos diestros espadachines o puedo incluso colarme en el laboratorio de un perverso hechicero para juguetear con los secretos más oscuros de su arte impía. Posiblemente, la forma más divertida de aprender a jugar a un juego.
En ocasiones puede ir bien leer los ejemplos de juego. Es una lectura más amena que te dará una visión de conjunto del reglamento.
No esperes a aprenderte un reglamento de principio a fin. Ponte a jugar con lo que recuerdes. Cuando aflore una situación que no sepas cómo resolver no tengas miedo a improvisar tu propia respuesta al vuelo. Al terminar la sesión puedes comprobar lo acertado de tu mierda. Así poco a poco te irás haciendo con las partes más oscuras. Si realmente las necesitas, claro. Y es posible que por el camino descubras una o dos maneras de hacer las cosas más interesantes de las que se incluyen en el manual de juego.
También puedes consultar el manual. ¡Qué demonios! ¿Porque no? No eres menos guay por consultar un libro. Al rol se juega sin prisas.
Quédate con esto. Disfruta del viaje. El tiempo que compartes con un manual es precioso. Es solo tuyo. Y aunque ese juego no vea mesa nunca habrá merecido la pena.
Y cuando estés preparado, pega un toque que me apunto.



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