El aullido de Nyalor. Sesión 12
Los personajes visitan el templo de Fidjje para rogar por el alma de su compañero caído. Haida, la anciana sacerdotisa a cargo del lugar les cuenta que en los viejos tiempos la gente subía al monte Carión y trataba de encender fuego en su cima para traer de vuelta a la vida a sus seres queridos.
De camino son atacados por un grupo de ratas del Carión. Espalda contra espalda logran repeler a estas peligrosas alimañas.
Mientras tanto, Lucio despierta en un páramo rocoso azotado por el viento e iluminado por la luz de las tres lunas. En una lasca de piedra lee:
No necesitas la luz de la luna, no necesitas a las estrellas. Yo soy la única que necesitas. Ya nada será lo mismo. Para volver a ver la luz del sol deberás aprender a morir.
Tarareando la canción, Lucio se interna en la colina y desciende hasta un lago subterráneo. Allí se desprende de todo su equipo. Monta en una barca tripulada por una anciana sin rostro que lo conduce a una isla en algún lugar remoto bajo tierra. Lucio se tumba en una suerte de mesa ceremonial y cierra los ojos, pero algo en su interior le hace resistirse y cuando los vuelve a abrir contempla horrorizado como Olvido una criatura con rostro de cefalópodo se abalanza sobre él.
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